Preparada para ganar

 Matilde Luque tuvo inicios difíciles en el arbitraje, pero se convirtió su carrera en una pasión en su vida en un trabajo que hizo por más de 20 años





Matilde Luque Villasante es árbitra, su principal característica es ser disciplinada y  asegura que para seguir su carrera, el interesado tiene que  sentir en la sangre su amor al arbitraje porque económicamente no es tan rentable y a veces hay que soportar el maltrato de los hinchas confundidos. 

¿Por qué decidió ser árbitra? Me gusta mucho el fútbol yo jugaba en el club Melgar y vi a la señorita Pamela (árbitra) que estaba arbitrando en uno de mis partidos y me llamó mucho la atención que una mujer tenga ese temple y averigüe como ser parte de este mundo y postulé a la escuela y a los 27 años debuté como árbitra y fue un momento muy especial. Eso fue en el 2000.

¿Qué dificultades tuvo que soportar en sus inicios? En temas de preparación física no hubo dificultades porque siempre fui deportista. Lo complicado fue la hinchada y los jugadores que no querían aceptar que una mujer arbitre y había críticas muy fuertes antes incluso de verte actuar. Cuando uno ingresa a la cancha como árbitra  todos te miran y te gritan (insultos). Solo se permitía que las mujeres sean árbitras asistentes, si eran las principales era un problema. Durante mi inexperiencia lloraba, me preguntaba porque decían que las mujeres no sirven para arbitrar.

¿Cómo superaba esas críticas? Hubo dos momentos que recuerdo, en una liga de Characato me dieron la posibilidad de arbitrar el partido principal en el 2012, Por mi falta de experiencia me dejé asustar por un delegado que me dijo que no dirija ese partido que era difícil y acepté ese mal consejo. Pero, en otra liga de Cayma, hubo otro delegado que sí confío  en mi capacidad y me dijo arbitra y me dieron confianza, desde ese momento no dejé que nadie me haga dudar de mi capacidad y fui para adelante y logrando éxitos.

¿Logró ser árbitra profesional? Fue difícil subir de categoría de segunda a primera y de allí aspirar a la nacional y lo hice. Me dieron la oportunidad de arbitrar buenos partidos y me fui a Lima donde aprendí  mucho y logré ser una árbitra profesional bien rankeada. Me abrieron las puertas por mi capacidad de esforzarme. Era la única árbitra arequipeña a quien le permitieron estar en los partidos más importantes.

¿Ahora se dedica a asesorar a todos los árbitros? A los 45 años un árbitro debe dejar esta carrera. Felizmente, luego me dieron la oportunidad de  ser asesora de la Comisión Departamental de Árbitros de Arequipa (Codar).  En el 2019 salí de asesora de la Liga 1. Estuve de amateur y seguí un curso acelerado de una semana y comencé a prepararme en varios cursos, pero todo quedó en espera por la pandemia y el recordado Iladio Ruelas me llamó para apoyar a su comisión y ahora soy la vicepresidenta de la Codar. 

¿Qué mensaje le darías a los interesados en el arbitraje? Es una carretera de sacrificio lo tienes que sentir en la sangre, en tu alma como forma de vida para ser parte de este equipo, porque no da grandes beneficios económicos, pero cuando te gusta darás el 100% y podrás llegar a lo más alto con mucho sacrificio y compromiso.

¿Su orgullo ahora es su hija? Mi Priscila, mi hija logró ser árbitra de FIFA y está brillando y llegó a lo mejor del arbitraje y es mi orgullo, ella es muy disciplinada. Le gustó lo que hacía y me siguió. Si yo siento que mi alma es del arbitraje, mi hija Priscila lo lleva en las venas, en cada célula.  Me siento orgullosa, ojalá llegue  a arbitrar un mundial y sería lo mejor que nos pasará.