Mateo Pumacahua

Llegó a ser brigadier general en el ejército realista y fue una de las piezas claves para la derrota de Túpac Amaru II

PERFIL. Mateo García Pumacahua Chihuantito nació en Cusco en el año de 1740. Él era un indio descendiente de la nobleza, que se había educado en el colegio para hijos de indios nobles, llamado San Borja. Fue ferviente realista, integró su ejército y desde el año 1780 hasta el año 1812 estuvo bajo las órdenes del general José Manuel Goyeneche, enfrentando a Túpac Amaru II. Su segunda etapa pública comienza en el año 1812 al negarse a jurar la Constitución Española, de tinte liberal, alineándose al lado de los patriotas.

Se enfrentó a Túpac Amaru II, defendiendo el Virreinato, y años después terminó uniéndose al levantamiento independentista liderado por los hermanos Angulo. El 17 de marzo de 1815, tras ser derrotado en la Batalla de Umachiri, Mateo Pumacahua fue decapitado en Sicuani por el ejército realista y, como “escarmiento”, su cabeza fue enviada al Cusco.
Mateo García Pumacahua Chihuantito fue un militar descendiente en línea directa del inca Huayna Cápac. Sus padres fueron don Francisco Pumacahua Inca, gobernador de Chincheros, y doña Agustina Chihuantito; ambos eran naturales del mismo pueblo y pertenecían al ayllu Pongo Ayamarca. Por ser de condición noble, es posible que haya estudiado en el Colegio de Indios Nobles y de Caciques de San Francisco de Borja, fundado por la Orden de Jesús en Cuzco, donde pudo coincidir con él que luego sería su rival, Túpac Amaru.
Al morir su padre, en 1770, Mateo ocupó su lugar como cacique y gobernador de Chincheros. Tres años después, fue nombrado capitán de la compañía de indios nobles de esa localidad. En 1780 estalla la rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, y el militar Pumacahua, quien defendía la bandera española, tomó un rol principal entre los caciques para someter la sublevación indígena.
Organizó cerca de dos mil indios de Chincheros, Maras y Guayabamba para detener la ofensiva de Túpac Amaru en Cuzco, lo que terminó por convertirse en la derrota y posterior captura del revolucionario, a manos de sus propios subordinados, que lo entregaron a las autoridades. Esto le hizo ganar mucho prestigio y ascender dentro de la jerarquía virreinal.
Cambio de bando. En 1812, Mateo Pumacahua fue nombrado presidente interino de Cuzco, cargo de especial relevancia en aquellos momentos. En medio de los enfrentamientos entre liberales, ya fuesen reformistas o independentistas, y los conservadores, se aprobó en Lima la Constitución de Cádiz. Llegó a Cuzco el 9 de diciembre, pero las autoridades difirieron su publicación. Ello motivó un manifiesto de protesta y el posterior juramento de la Carta Magna.
Entre sus disposiciones figuraba la sustitución de los tradicionales cabildos hereditarios por otros elegidos mediante votación. El virrey Abascal, descontento por la forma en que el presidente Pumacahua había gestionado la crisis, lo sustituyó. Pero los levantamientos en contra de la corona española no cesaron. Precedido por intentos fallidos, el 3 de agosto de 1814 el movimiento insurreccional, liderado por los hermanos José, Vicente y Mariano Angulo, y el sacerdote Gabriel Béjar, triunfó.
Mateo Pumacahua fue invitado a participar en la revuelta como presidente de una junta gubernativa, dispuesta a abrazar la causa de la emancipación. Tras aceptar, marchó junto a Vicente Angulo a liderar una expedición en Arequipa, logrando ocuparla. Pero fueron vencidos en la batalla de Umachiri el 1 de marzo de 1815.
Pumacahua fue capturado, cuando intentaba dirigirse al Cuzco, por los habitantes de Sicuani, irritados por los desmanes que en la localidad habían perpetrado sus tropas. El 17 de marzo, tras un rápido juicio, fue decapitado. Su cabeza fue enviada al Cuzco, mientras uno de sus brazos quedó fijado en una plaza pública de Sicuani para amedrentar todo intente de sublevación indígena. El gran militar y aristócrata nativo tendría entonces unos 67 años de edad.