Los vecinos de la asociación no esperaron a las autoridades para elaborar sus proyectos de agua y otros servicios básicos para vivir
Al promediar las nueve de la mañana, la tierra permanece húmeda y como el tren no anuncia su llegada, tenemos el camino libre para cruzar una avenida sin asfaltar que abre paso a la Asociación Urbanizadora Perú Argentina Bolivia (Peruarbo), entonces aparece otra cara.
Si bien algunas de sus calles todavía conservan las huellas que dejaron las aguas pluviales del último verano o quizás del anterior, las casas de concreto y más adelante, el nuevo rostro de la avenida 6 dan cuenta de una miniciudad en medio del Cono Norte.
NACIONES. Detrás de este desarrollo están los miles de pobladores que con esfuerzo y perseverancia lograron transformar los terrenos baldíos de hace más de 40 años.
En realidad, cuenta la historia que dejaron los antiguos socios, que esta asociación nació en una de aquellas noches de folclor en algún sector de Cayma, donde tres bohemios –un peruano, un argentino y un boliviano- se toparon con un especialista en viviendas, quien los motivó a iniciar un proyecto habitacional.
En aquellos años, entre 1978 y 1979, se debatía si Arequipa sería sede oficial del Tribunal Constitucional, la propuesta no prosperó y el país vivía un segundo golpe de estado, gobernado por Francisco Morales Bermúdez.
Aunque ello no interfirió con los planes de los tres amigos, aceptaron la propuesta de aquel hombre y decidieron solicitar al Ministerio de Vivienda terrenos para desarrollar un proyecto de vivienda y consiguieron el visto bueno. Cuenta la historia que los terrenos de Peruarbo llegaban hasta lo que ahora es el Parque Industrial de Río Seco.
Ahora está en marcha la construcción de un puente que los conecte.
POBLAMIENTO. Para entonces todo era un descampado, se sabe que hubo unos 50 socios, pero que desistieron de quedarse a poblar el lugar porque ni siquiera había transporte, las unidades del servicio público urbano solo llegaban hasta Zamácola.
Peruarbo está en la margen izquierda de la carretera y la entrada está a unos 100 metros del puente Añashuayco.
Se sabe que la primera directiva encabezada por Telésforo Salas estableció todos los lotes, después la segunda gestión se propuso poblar la asociación, sus directivos salieron a diferentes lugares como Juliaca para dar la buena nueva, había terrenos para quienes querían vivir en la Ciudad Blanca.
La gente comenzó a llegar en grupos, era 1981 o 1982, y los problemas empezaron aparecer, los mismos inconvenientes que se escuchan en algunas otras asociaciones de vivienda de la periferia de Arequipa. Los directivos entregaban un lote a más de una persona, hecho que fue denunciado ante las autoridades.
Lamentablemente el problema no terminó ahí, resulta que el dirigente –de alguna manera- disgregó el sector Argentina y lo vendió a un grupo de pobladores, que no les permitieron ingresar.
NUEVO COMIENZO. La siguiente directiva estuvo encabezada por Lucas Tejada que en sus dos periodos habilitó las diferentes vías de la asociación. De las dos gestiones siguientes no se tiene mucha información.
En sus idas y venidas a Arequipa –cuenta Alex Hualla, actual presidente de la asociación-, su padre le decía que se comprara un terreno cerca de Añashuayco y después de pensarlo, adquirió su lote en 2004, pero les fue difícil –junto a su familia- acostumbrarse a este nuevo ritmo de vida.
Dejó su trabajo que tenía y empezó un negocio nuevo, tratamiento de minerales traídos de Ayacucho, pero era complicado sin agua potable y sin luz y al lugar solo llegaban uno o dos carros.
Hasta que en una reunión social, se quejó que los obliguen a vivir en esas condiciones y sin ningún cambio.
Los vecinos acordaron conformar una comisión de fiscalización, donde se verificó que mensualmente ingresaban unos 100 mil soles y la mayor parte se iba en gastos administrativos y de representación; los vecinos querían que el dinero se reinvierta en algún proyecto.
EL CAMBIO. En 2006, Hualla gana las elecciones –tenía 27 años, recuerda- y junto a su equipo de trabajo iniciaron las gestiones para ejecutar tres proyectos en simultáneo.
Para entonces los pobladores solo contaban con piletas públicas, una o dos veces a la semana o quizás más recibían agua potable, debían hacer fila con sus baldes y otros recipientes para recibir y almacenar el líquido, la misma rutina venía desde el 2003, aproximadamente, recuerda una vecina.
Aunque muchos no le creían, la asociación contrató un especialista que elaborara un expediente técnico para la construcción de un reservorio, el mismo que fue presentado al segundo presidente del Gobierno Regional de Arequipa (GRA), Juan Manuel Guillén –en su primera gestión-, durante una reunión con dirigentes de diferentes poblados.
“Presenté el proyecto y le pedí que aprobara la construcción del reservorio y dijo, ‘tú eres nuevo, ¿no?’, sí le dije que era el nuevo presidente de Peruarbo y respondió ‘aprendan de ese muchacho’ y ordenó que trasladen 300 bolsas de cemento, casi lloro”, cuenta Hualla.
La gestión no terminó ahí, para concretar la ejecución del proyecto era necesario un convenio, el mismo que debía rubricarse en una plaza pública, los vecinos de la asociación llenaron la plaza San Francisco y en su aniversario 29, en setiembre del 2009, inauguraron el reservorio.
Al año siguiente, la instalación de las redes de agua potable se hizo realidad, inició en el sector Bolivia, obra a cargo del municipio de Cerro Colorado y unos dos meses después el GRA comenzó los trabajos en Perú. Ambos proyectos se ejecutaron por administración directa, donde más de la mitad de los obreros fueron vecinos de Peruarbo.
El desagüe estaba listo para el 2012.
Tres años después, se inauguró la planta de tratamiento de aguas residuales La Escalerilla en favor de más de 232 mil habitantes del Cono Norte; empero antes de ello, Hualla recuerda que los vecinos tuvieron que proteger los terrenos destinados para esa obra, puesto que había invasiones latentes.
El transporte también llegó en simultáneo, al promediar el 2018, los buses primero circulaban cada 10 minutos, después con el paso de los años, mejoró a cada 5 o 6 minutos, tenía una ruta que los llevaba hasta Miraflores. La situación cambió con el inicio del Sistema Integrado de Transporte (SIT).
Los carros empezaron a disminuir, hasta que los funcionarios de la comuna llegaron al lugar para reunirse con los pobladores, les prometieron unas 30 unidades hace un mes y medio, aproximadamente, pero ahora –advierten- solo pasan entre 4 o 5 vehículos. Llegaron a pedir la cancelación del contrato de concesión por no cubrir la ruta.
No obstante, Hualla indicó que ahora no exigen mucho porque recién el año pasado el GRA entregó la obra de la Av. 6 (inició en abril del 2018) y hace poco iniciaron los trabajos de las avenidas 3, 5 y 7.
Justamente sobre estas últimas vías, tuvieron problemas y retrasos debido a que el proyecto dejado por la gestión de Yamila Osorio tenía observaciones y la empresa a cargo era de Lima, fue difícil contactarla. Los vecinos tuvieron que contratar otro especialista, Óscar Pinto –señala el dirigente- para corregir los errores.
MARCHAS. Al iniciar su gestión, los socios también aportaron para realizar los estudios para la construcción de un centro de salud, el cual se ejecutó en dos etapas, la última buscaba que establecimiento suba de nivel para aumentar las horas de atención de 6 a 12 horas, empero todavía quedan algunos pendientes para que se haga realidad.
La segunda etapa culminó en 2018, estuvo a cargo del municipio distrital, que debe entregar la obra para que Salud disponga personal tal como establece un convenio tripartito entre la asociación, la comuna y la Gerencia Regional de Salud. Sin embargo, el tema se dilató bastante.
Están acostumbrados a las marchas –sostiene Hualla-, pero debido a la pandemia no pueden congregar a muchas personas.
Sin embargo, años anteriores sí tuvieron que hacerlo más de una vez para conseguir la atención de las autoridades. En 2010, realizaron un plantón en la sede del municipio cerreño para la construcción del parque y plaza cívica de Peruarbo, lo consiguieron, empero después ya no les querían construir más áreas verdes.
Así, los vecinos decidieron realizar otra medida de protesta y para ello llevaron un burro, en la segunda jornada fueron acompañados de una mula. Solo entonces sus reclamos fueron escuchados.
Los pobladores también consiguieron un estadio al que nombraron “Teófilo el Nene Cubillas”, quien llegó para su inauguración.
Años después, desde el 2017, los asociados a Peruarbo accedieron a las redes de gas natural, sin embargo las gestiones para obtener este servicio devienen del 2010 o 2011.
Hualla recuerda que el entonces presidente del GRA, Juan Manuel Guillén, convocó a los dirigentes, en las que solo dos asistieron: él y el representante de Horacio Zeballos (Socabaya). Ambos aceptaron ser parte del proyecto piloto.
Peruarbo, con 2951 socios, es una de las pocas asociaciones que cuenta con la mayoría de los servicios básicos: agua, desagüe, luz, gas, colegios y una posta médica, gracias al esfuerzo e impulso de los pobladores, sin su iniciativa es probable que la inversión hubiese demorado en llegar.