Edwin Gutiérrez sabe que todo se puede en la vida si uno se lo propone y sostiene que en Arequipa se pueden lograr muchas cosas
Desde muy joven tuvo que enfrentar duros momentos, sus padres murieron cuando él y su hermana aún no terminaban el colegio, pero así salió adelante. Edwin Gutiérrez Dueñas es promotor del Centro Comercial AQP Compucentro, con el que buscan hacer diferencia y demostrar que no es necesario traer capitales extranjeros para tener grandes centros comerciales. Siempre le gustó emprender, ser su propio jefe y señala que ser parte de las Fuerzas Armadas ayudó mucho en su formación.
¿Cuánto tiempo se dedica al negocio? Desde el 2004 comenzamos el proyecto, hoy son 17 años.
¿Cómo nace el proyecto? Después de regresar a Arequipa en el noventa. En el 2000 ingresaban las computadoras, ya me había dedicado al rubro de sistemas, todo sobre equipos de cómputo. Alquilé un local en Octavio Muñoz Nájar y mientras crecía el rubro, los alquileres subían, por lo que les propuse a los que trabajábamos comprar un terreno y crear nuestro propio centro comercial.
¿Tuvo respuesta? Trato de reunir a los 70 u 80 que éramos, solo 20 confiaron, el resto desconfiaba. Pensaban que estaba loco. Entonces empecé a buscar terreno, al comienzo sin un sol, seguía buscando hasta que un compañero de mi promoción de la Fuerza Aérea me mostró este predio. Otras asociaciones estuvieron acá, pero no pudieron comprarla, conversé con los propietarios, les explico el rubro y hago un convenio. Con unos ingenieros nos juntamos, hicimos los planos y el proyecto para presentarlo a Caja Arequipa para el financiamiento de la compra del terreno.
¿Lo consiguieron? De los 20 solo llegaron a venir 15 personas, inicialmente el centro comercial iba ser exclusivamente para computación, pero solo 15 llegaron y no pagaron todos, quedaron unos 10. Es así que abrí venta en general para diferentes rubros. Comenzamos a ofrecer por todo sitio, andaba con mi fólder, algunos no querían, pero insistimos, conseguimos practicantes, nos ayudaron a las ventas, ofrecer en todo lado.
¿Cuánto tiempo le tomó? Para esa transacción unos 2 años. La Caja le paga a los propietarios, nos entrega el terreno, pero teníamos que devolver a la Caja. Continuamos vendiendo tiendas, mucha gente aún desconfiaba, no creían en que podía lograrlo.
¿Qué le decían? Inicialmente por la zona, lo veían muy alejado.
¿Pero usted continuó? Sí, en ese tiempo estaba de moda los mercadillos de lata, pero decidí que mejor sería de material noble, traje este modelo de Lima, de Compuplaza, le di al arquitecto la plantilla, queríamos un centro comercial moderno, que le guste a la gente, con cochera subterránea. Estás loco me decía, me demoró un poco, pero hemos avanzado.
¿Cómo fue este camino? No fue fácil, no podíamos vender, con mi esposa y mis hijos nos quedábamos dormidos sobre cartones acá. A veces no teníamos para el pasaje para irnos a nuestra casa.
¿Dejó todo para este proyecto? Tuve que dejar al 100% todo mi trabajo y dedicarme exclusivamente a esto.
¿Cuántos años de sacrificio? Unos 10 años, nos prestábamos de la tienda, azúcar, arroz. Pasamos un montón de cosas.
¿Ese fue la parte más dura que le tocó vivir? Me enfermé de la vesícula y de la úlcera también, llegué al hospital Goyeneche, así mal tuve que venir a ver la obra, la cochera. Tenía trabajadores pero no confiaba mucho. La preocupación me afectó, era terrible, había gente que confiaba en nosotros, pagaban a la Caja y todavía no tenían sus tiendas, la mayoría compró en maqueta. La preocupación era si es que no salía el proyecto cómo iba a devolverles el dinero.
¿Su principal soporte fue su familia? Sí, claro.
¿Ya lo inauguraron? Todavía no. Estamos culminando los comedores, van comprando vamos invirtiendo de esa manera hemos trabajado. Solo para comprar nos préstamos de la Caja. Después no le debo a nadie. Ya entregue 90 % de las tiendas de las oficinas.
¿Cuáles son sus proyecciones? Hemos ganado bastante experiencia. Queremos ampliar, estamos viendo un terreno para comprarlo. El otro proyecto es reunirnos en Arequipa, tengo amigos que han creado centros comerciales, comprar un terreno de 20 mil m2, hacer un mall, como en Lima.
¿Qué lo motivó a emprender? Particularmente, siempre generé mi propio empleo, emprendí en Lima con el servicio técnico de equipos de oficina. Acá también, genero bastante empleo a los albañiles, en la compra de materiales. Hay mucha gente empleada quienes no les pagan como debe ser, los jóvenes que egresan los hacen trabajar y no les pagan; deberían ser empresarios, hay que asesorarlos.
¿Cuándo se interesa por ser independiente? Nace con uno, cuando era niño, mi papá me mandaba al mercado, había un señor que alquilaba revistas, yo también junté revistas. Eso no sabe nadie, pero ganaba hasta 4 o 6 soles. Siempre generé mi propio empleo.
¿Cómo se interesa por las computadoras? Soy técnico en equipos de oficina, máquina de escribir, hasta que empezaron a llegar las computadoras, en ese tiempo vine a Arequipa, donde empezamos comprando de la cachina, porque no nos alcanzaba para una computadora.
¿Sobresalió con lo poco que tenía? Sí, reinvirtiendo y siendo perseverante en la vida. Hay que arriesgarnos y también he perdido cabinas.
¿Cómo se siente ahora? Contento y orgulloso de ver mi sueño cristalizado, yo mismo aún no creo cuando entro al centro comercial.
¿Algún consejo a emprendedores? Les aconsejaría juntarse, reunirse y comprar su propio terreno y crear su propio negocio, a no tener miedo. Muchas veces el independiente sale adelante y de acuerdo a su esfuerzo puede ganar mejor que siendo empleado.