Reducción llevó a algunas trabajadoras se vean obligadas a regresar al botadero
Isabel Álvarez
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Cercado. Antes que el municipio provincial implementara su programa de segregación, en 2011, la mayoría de recicladoras solían ir a botaderos a escoger material y generar ingresos, con el tiempo lo dejaron, pero debido a la pandemia de la Covid-19, algunas trabajadores optaron por volver, es que los ingresos no les alcanza para mantener a sus hijos pequeños.
Sucede que algunos vecinos del Cercado dejaron de guardar por temor al contagio del nuevo coronavirus, así, de las mil viviendas -aproximadamente- con las que solían trabajar, ahora solo participan unas 700, cuenta Gregoria Quispe de la Asociación Recicla Vida.
A esto se suma que los ciudadanos activos ya no segregan la misma cantidad de residuos, si antes recogían 10 bolsas de materiales, ahora solo 4 o 5.
CONCIENCIA. Cuando Cruz ingresó al programa del municipio, recuerda que en la asociación a la que ahora pertenece había más de 30 personas, pero como no les resultaba rentable, la mayoría de ellos desistieron y ahora solo son seis socias.
Cruz dejó de ir al botadero hace 6 o 7 años, por ello trata de sensibilizar a nuevos vecinos del Cercado sobre la importancia del reciclaje, aunque ello no le genere mayores ganancias, lo hace por el medio ambiente.
Con lo poco que recauda logró sacar adelante a sus dos hijos, uno de ellos recientemente terminó sus estudios, hizo sus prácticas, pero ahora le falta tramitar sus documentos para graduarse.
El trabajo de las recicladoras inicia antes de las 6 de la mañana al promediar las 13 horas trasladan los residuos al centro de acopio, ubicado en la vía Evitamiento, y algunos días vuelven a salir en las noches para recoger el material que separan en los centros comerciales.