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La serie de cuestionamientos al tratamiento noticioso que muestran algunos medios de alcance nacional, nos obliga a analizar el trabajo periodístico.
Lo primero, es que el periodismo es una carrera profesional universitaria que sigue un proceso académico, que se sustenta en la ciencia social, que se aprueba frente a un jurado y que el título se entrega a nombre de la Nación.
El Periodismo es una profesional libre, deontológica que no es propiedad de nadie, ni está al servicio de algún grupo económico o político. Su actividad se fundamenta en el respeto de los derechos consagrados en la Constitución, en honesto, responsable, no discrimina, busca y dice la verdad, informa de manera responsable y genera la expresión de ideas argumentadas.
Otra de sus funciones, es generar conocimiento (Donsbach/Fernández del Moral/Losada/Llano); es decir, poner a disposición de los lectores todos los elementos sustentados en la investigación y la ciencia social, con la veracidad y pruebas correspondientes, para que el ciudadano analice y se apropie de esos saberes que le permita tomar sus propias decisiones y construir su desarrollo.
Hacer periodismo no es un trabajo mecánico. En su labor se pone en práctica el desarrollo académico, las capacidades personales, los valores y los principios, de cada periodista. La publicación o difusión de una noticia, debe ser la demostración de esa formación, de la capacidad teórica y práctica para poner a disposición de todos, la información completa, sin dirección ni discriminación, para comprobar y decir la verdad.
Entonces, la información no es trasladar datos, es dar veracidad a cada suceso, es semantizar, contextualizar, hacer hipertexto de cada hecho, acudir a todas las fuentes, comprobar cada uno de los términos que empleamos para construir nuestros textos, es desarrollar la inmersión.
Los hechos siguen siendo sagrados, el periodista no los deforma ni induce al error.
Hacer lo contrario, no es practicar el Periodismo Profesional, es demostrar crisis de contenidos que enfrentan algunos medios y que se traducirá en la pérdida de confianza y credibilidad.
La Constitución Política del Perú, en su artículo 2 de los derechos fundamentales dice bien claro: Toda persona tiene derecho: “ 2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole.” “4. A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las responsabilidades de ley. Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y demás medios de comunicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero común”.
Todos merecemos construir nuestro futuro con veracidad y conocimiento.
