SEÑORA K

Señora K
Ana Guillén Pérez
anitadearequipa@gmail.com

La conocí en las aldeas infantiles, su padre la nombró Primera Dama de la Nación, era una jovencita de mirada inocente, cumplía las recomendaciones de sus asesoras, pero, sobre ella pesaba la acusación de haber abandonado a su madre cuando más la necesitaba, parece que las descargas eléctricas que sufrió su mamá no le importaron, total, ella tenía su cuota de poder. 

Luego la vi bailando junto a Hugo Chávez, era parte de sus actividades, acompañar a su padre a giras internacionales. Ella y sus hermanos estudiaron en el extranjero, después supe que Vladimiro Montesinos le dio dinero para pagar sus gastos universitarios. Keiko Fujimori siempre cumplió las órdenes de su padre, ahí aprendió todo lo que sabe de política; en la campaña electoral del 2000 fue testigo del repudio arequipeño hacia Alberto Fujimori, casi recibió una de las tantas pedradas que volaban en la plaza de armas. Además, fue la encargada de cerrar la Casa de Pizarro, después que Fujimori renunció por fax. Acabada la dictadura, su madre fue congresista y se reconcilió con ella. 

Keiko se casó y volvió a ocupar primeras planas, al año siguiente su padre fue apresado y después sentenciado, en tanto ella comenzó su carrera política, en el 2006 fue elegida congresista, en el 2011, 2016 y 2021 candidata a la Presidencia. En su gestión rompió el récord de ausentismo, 500 días de faltas en el Parlamento; su candidatura con prácticas poco sanas, “pan y circo” para los votantes, campañas financiadas por grandes capitales, algunos ligados al narcotráfico, favores que fue pagando a través de las acciones de su bancada en el Congreso, como por ejemplo petardear la ley de los octógonos, exoneraciones tributarias… Cuando su hermano Kenji logró el indulto para su padre no dudó en aplastarlo.

Keiko se ganó el apelativo de la señora K por sus vínculos con los jueces denominados “los cuellos blancos”, acusados de corrupción, su hoja de vida más parece un prontuario, nunca trabajó, estudió con dinero ilícito, similar a las bandas de extorsionadores cobra un “diezmo” de su partido político y en breve afrontará un juicio porque habría recibido aportes ilegales en sus campañas presidenciales, entre ellas la constructora brasileña Odebrecht… Lo mejor que le podría pasar es ganar las elecciones para frenar su proceso, amedrentar a jueces y fiscales probos y testigos dispuestos a decir la verdad, indultar a su padre y afianzar la corrupción en el país.