Para probar la “Sumac-Mikuy“ se debe recorrer varios kilómetros que siempre estarán para arriba. Es que en su traducción, la rica comida, se disfruta más cuando se está en las alturas de Arequipa, desde donde se puede apreciar varios puntos de la ciudad.
Sumac Mikuy es la olla común que doña Elizabeth Chacón Lázaro emprendió desde el inicio de la pandemia en marzo del 2020, está ubicada en la zona C de El Mirador en Alto Selva Alegre. Para llegar hasta aquí se debe tomar la carretera que se dirige al majestuoso volcán Misti.
Es un camino complicado, la senda nos muestra personas que tienen muchas necesidades, entre ellas la falta de servicios básicos. Pero ellos ya se acostumbraron a no contar con agua y luz, hace 9 años viven en las mismas condiciones y creen con resiginación que también seguirán con estas carencias en los siguientes años.
En este panorama es donde se levanta la olla Sumac Mikuy, aquí doña Elizabeth trabaja con todas sus madres asociadas para cocinar diariamente los alimentos que durante la tarde reparten a sus familiares y vecinos.
Durante el año pasado no tenían un lugar estable para preparar las comidas, debían mover el fogón que poseen durante varias casas, ahora afortunadamente ya se establecieron en una casa y se quitaron de encima la preocupación de dónde cocinarían en el siguiente día.
Sin embargo, la tarea principal sigue siendo preparar los alimentos para sus más de 50 niños, ellos son el motor de estas madres de familia para seguir buscando leña en diferentes lugares y así continuar brindando el servicio de olla común.
Para seguir con esa función decidieron cobrar 1 sol por cada ración que ofrecen. Al día son más de 100 platos que reparten, sin embargo, solo alcanzan a recolectar 50 soles. Las personas que no cuentan con los recursos económicos colaboran con una cantidad de alimentos o juntando la leña que escasea en un zona altamente árida.
Este escaso dinero que recaudan les sirve para comprar la carne y verduras que usarán al día siguiente. Al no contar con electricidad y menos con refrigeradoras para la conservación de sus alimentos, ellas deben recorrer varios kilometros hacía las zonas más céntricas del distrito, aquí compran los alimentos diarios, después regresan a El Mirador. Esta tarea les puede suponer varias horas en los centros de abastos y transporte público.
Escasez de servicios. El recurso hídrico es muy cuidado en esta zona, aquí no se dan el lujo de gastar innecesariamente el agua
Las tareas de cocinar y lavar los utensillos que usan les supone el uso de un cilindro de agua, por esta razón prefieren preparar alimentos secos, como los segundos. Eso sí, no se olvidan de entregar con el almuerzo un buen refresco que acompañe.
La electricidad tampoco llega hasta esta zona, doña Elizabeth nos comentó que hace 9 años luchan para conseguir certificados de posesión. Con esto podrán solicitar estos servicios a Seal y Sedapar, pero a causa de la ubicación en la que viven (cerca al volcán Misti) la municipalidad no entrega estos certificados.
Estas madres viven bajo el peligro constante de estarcerca al volcán, pero eso no es impedimento para que desarrollen sus actividades con normalidad, ellas se preocupan aún más por tener alimentos que puedan cocinar a sus hijos y familiares.
A diario podemos apreciar historias como esta, de madres, en su mayoría, que luchan todos los días para contar con recursos para alimentarse.
Desafortunadamente varios vecinos de El Mirador se quedaron sin trabajo y aún no enuentran otro, muchas empresas y negocios cerraron a causa de la pandemia del Covid-19 que no solo golpea la salud de miles de peruanos, sino que tambien afectó de manera grave a la economía de muchas personas.
Muchos padres y madres de familia decidieron salir a las calles a vender algunos productos, frutas o artesanías, por esta razón dejan a sus hijos en casa, al trabajar de sol a sol no tienen el tiempo para cocinar en casa, es aquí donde entran las ollas comunes con una importante función de dar soporte solidario a sus vecinos, de esta manera todos se benefician y salir adelante.
