Olla de la esperanza: Residentes de Cusco

Pandemia generó que muchas asociaciones de vivienda formen sus ollas comunes 


Edson Flores
redaccion@diario-viral.com

En la Asocación de Residentes de Cusco, la señora Demetria Justina Osnayo Utacano retomó la tarea de brindar alimentación a los niños y ancianos mediante su olla común.

Ella empezó a cocinar desde marzo del año pasado, cuando  la pandemia del Covid-19 inició.

Durante meses, doña Demetria trabajó para que sus vecinos tengan los almuerzos en casa. Sin embargo, esta fuerza para seguir cocinando fue desvaneciéndose cada día.

Primeramente las madres de familia de la asociación se unieron y acordaron turnarse para cocinar, pero esto no se cumplió durante todo el año.

Toda la responsabilidad cayó en doña Demetria quien vió la necesidad de buenos alimentos para los niños y ancianos del vecindario. Ella cocinó durante todo el 2020 y solo decidió descansar en el 2021 cuando las fuerzas le falten.

La labor de conseguir los alimentos también decayeron su ánimo. En la asociación Residentes de Cusco carecen de transporte público. La única forma de desplazarse a la zona urbana de  Yura es mediante las populares ‘loncheritas’.

Para abordar estos pequeños vehículos las personas deben esperar aproximadamente media hora, el carro los deja en la carretera principal de Yura, para ser específicos en el paradero del kilómetro16.

De ahí deben tomar otra loncherita que los lleve hacía el mercado de Río Seco. Sin embargo, varias madres de familia prefieren realizar su compra en otros mercados, los ubicados en la vía Evitamiento. Para llegar a estos centros de abastos, se debe pagar otro pasaje.

En total los tres pasajes suman 6 soles (ida y vuelta), sin embargo, lo que más preocupa es el tiempo, porque son casi 2 horas de viaje desde la asociación en Yura.

Estas preocupaciones son las que durante un año tuvo que lidiar doña Demetria, ella se encargaba de comprar los productos para la olla común y después tenía que cocinarlos, esto debilitó sus fuerzas.

Sin embargo, después de un merecido descanso ella está de vuelta para seguir cocinando para sus familiares y vecinos, ahora hay más madres de familia que les ayudan y puede cocinar con más tranquilidad.

En total cocinan para 61 personas de la asociación, para ellos usa aproximadamente 20 kilos de papa y 5 kilos arroz diario.

Para acceder a las porciones de comida, los vecinos deben pagan 1 sol con 50 céntimos. Sin embargo, el plato de comida no se le niega a nadie, si una persona no cuenta con los medios para pagar la cuota, no está obligada a hacerlo.

Estas pequeñas cuotas sirven para que las madres de familia de Residentes de Cusco puedan seguir cocinando todos los días y por ahí comprar algunos utensillos que faltan.

El sueño de Doña Demetria es contar con una pequeña cocina, actualmente cocinan a leña y eso le produjo diversos problemas de salud. Por eso, ella pide a las autoridades, ONG’s y vecinos de buen corazón que les ayuden a implementar su olla común, porque hasta las cacerolas que usan para cocinar son prestadas, no cuentan con utensillo para cocinar a diario.

Los vecinos de Residentes de Cusco trabajan del día a día y muchos no pueden cocinar para sus hijos, la labor de Doña Demetria es muy valorada y agradecida por los vecinos que ven en ella una madre que cuida de todos.