Un médico en la era del terror

César Sapaico es un médico que ejerció su profesión en la Sanidad de la Policía cuando el terrorismo azotó al país





Don César fue cadete en el colegio militar Leoncio Prado, también estudió en San Marcos, se asimiló a la Sanidad y se retiró del servicio médico en la institución policial con el grado de coronel. También llevó diplomados en Docencia Universitaria, Gestión Universitaria, Responsabilidad Social, Asesoría de Tesis; tiene una maestría en Administración y Gerencia en Organizaciones de Salud y un doctorado en Medicina.

¿Cómo nació su motivación por ser médico? Yo quise ser médico desde la primaria. En casa teníamos un libro de medicina familiar que lo leía de tapa a tapa, ahí se describían las enfermedades más frecuentes, eran consejos familiares y por ahí me decidí ser médico. En la secundaria decidí ser cirujano.

¿Le fue difícil ingresar a la facultad? Ingresé a la universidad en mi primer intento, mi padre quería que me asegure postulando a dos universidades, a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Cayetano Heredia. Mi padre y mis hermanos eran sanmarquinos, y dije que solo postularía a San Marcos y tenía toda la convicción de ingresar.

¿Cómo se sintió? Me sentí tranquilo. Soy un convencido que cuando uno hace lo que tiene que hacer, el único resultado posible es el éxito. En el proceso de admisión fuimos 200 ingresantes a medicina, y ocupé el puesto 15, ahí también hubo una situación de mejor rendimiento, en el segundo día de realizar mi primer examen mi padre me dijo que tenía 96.125, entonces al segundo examen fui un poco más relajado, bajó un poco mi puntaje, pero logré el objetivo de ingresar.

¿Cómo decidió ingresar a la sanidad de la Policía? Cuando terminé mis estudios de Medicina en la Universidad de San Marcos, un amigo de la familia que era médico de la sanidad policial, nos recomendó ingresar a la institución. Me animé, postulé y trabajé en la sanidad hasta el 2017 cuando me retiré del servicio con el grado de coronel. En esos años, en San Marcos se estudiaba 10 años.

¿En qué consiste la asimilación? La asimilación es por dos años, es como un profesional contratado y nombrado, después de cumplir dos años de trabajo, uno daba exámenes y si apruebas ingresas a trabajar como oficial de servicios, en mi caso médico de la sanidad. 

¿Es marcada la diferencia de un oficial de armas a una de servicios? Nos incorporamos como profesionales, desarrollamos nuestras actividades dentro de nuestros campos de acción, tenemos un periodo de adaptación que dura casi un mes donde nos inculcan la cultura organizacional policial. Eso nos convierte en policías, pero en nuestra especialidad, un asimilado no se pone a dirigir el tránsito o hacer acciones tácticas, el médico es médico y de eso se encarga.

¿Cuánto tiempo trabajó en la sanidad? Ingresé a sanidad en el año 84 y me quedé en Lima hasta mayo de 1988 cuando me fui a Puno hasta mayo de 1994, de ahí regresé a Lima un año, para finalmente trabajar en Arequipa. Son más de 33 años de servicio.

¿Cómo fue su experiencia médica en Puno? En Lima si tienes una duda, le puedes preguntar a un médico de más experiencia, en Puno, el médico de más experiencia era yo, uno tenía que poner todo su conocimiento en práctica.

Eran épocas complicadas… Trabajé en Puno en la época que el terrorismo golpeaba muy fuerte, en la sanidad me llegaban policías heridos por balas, bombas, eran tiempos muy duros. Una vez en plena operación un bomba hizo que se fuera la luz, terminamos la operación con candiles, felizmente el paciente salió bien de la intervención.


¿Cómo afrontar la muerte de un paciente? Uno debe entender que no todas las guerras se ganan, hay un dicho popular que dice: “La muerte está tan segura de su victoria final, que nos concede toda una vida de ventaja”. Hagamos lo que hagamos, vamos a morir, los médicos hacemos que la vida se prolongue, pero en las mejores condiciones, no es humano prolongar innecesariamente la vida, eso se llama distanasia.

¿Cuál es su convicción para afrontar su labor médica? Nosotros no aseguramos el éxito, nosotros aseguramos que vamos a ofrecer nuestro mayor esfuerzo dentro de las circunstancias, no es lo mismo operar en Puno que operar en un hospital de Lima.

¿Hay diferencia en el sector salud entre Lima y otras regiones? La diferencia profesional del médico no es muy marcada, pero en Lima uno tiene equipo de cardiólogos, de cirujanos, salas de cuidados intensivos. En Lima puedo tener 100 tomógrafos a disposición, en Arequipa creo que tenemos 10 o menos tomógrafos y me parece que 4 o 5 son privados. Aquí se pone a prueba el temple del médico.

Complementó sus actividades médicas con la docencia… Como docente llevo 24 años, mi labor en la Universidad Católica de Santa María es la docencia en servicio, mi tarea es enseñar a los estudiantes cómo atender, operar y curar a un paciente en las cirugías. Los alumnos entraban a la sala de operaciones e inclusive algunos me asistían, así aprenden la profesión.

¿Alguna anécdota? Me pasó en Lima, una interna sensible se desmayó en sala, la sacaron en camilla.

¿Qué le enseñó la profesión? Ninguna cirugía es fácil, el abdomen es una caja de pandora, uno lo abre y no sabe qué va a encontrar, la operación más complicada es la que se subestima.