Valiente emprendedora

Rosa Huaylla vende ropa tejida a mano para niños en la feria ubicada en la avenida 54






Cercado. Mientras conversamos, sus manos siguen trabajando, teje sin equivocarse, no puede parar porque es un pedido. Desde hace casi un año, Rosa Huaylla vende en un espacio de la feria ubicada en la avenida 54, Cerro Colorado, la misma que se abrió tras la llegada de la pandemia. Como casi en todos los negocios, no fue fácil la primera vez –cuando una amiga le comentó sobre la feria solo tenía cojines con pintado, había muchas personas que desconfiaban de la calidad, pero explica que el adorno no se despinta-, no obstante con voluntad y decisión decidió instalarse.

¿Cuándo aprendió a tejer? Aprendí a los 15 o 16 años de edad.

¿En el colegio? Ese tiempo estudiaba en colegio agropecuario, enseñaban  el curso Educación para el trabajo, mi mamá consiguió una muestra de tejido a crochet y me dijo por qué no aprendes eso. Así que lo desaté y así fui aprendiendo y empecé a dominarlo. Pero, recuerdo que mi mamá me enseñó a tejer con palitos cuanto tenía 8 o  9 años. Ahora me especialicé más en todo lo que tiene que ver con manualidades, llevé cursos.

¿Ahí nació la idea de crear un negocio? No, yo quería estudiar una carrera, podía tejer en tiempos libres sí, pero mi meta era estudiar.

¿Qué quería estudiar? Contabilidad, pero por falta de recursos económicos no pude lograr ese objetivo, me quedé decepcionada. Después ya tuve mi familia, me dediqué a las manualidades, hago pintura en tela, set de cocina, manteles de mesa, tejido a crochet, palitos, macramé, casi todo.

¿Cuándo decidió especializarse en manualidades? Pasaron cosas, cuando una tiene su pareja hay siempre altibajos. En uno de esos momentos, me esforcé más, me puse a trabajar en una empresa, aunque tuve que salir cuando tuve mi bebé, renuncié. Entonces, después me dediqué a la pintura, costura, bordado, todo lo que son manualidades.

¿Fue difícil aprender? No, porque me gusta, me encanta, amanezco con esto. A veces me dicen enséñame a tejer o pintar, les enseño, es mi fuerte, doy todo por ello.

¿La ayudó a salir adelante? Exacto, es un arte muy bonito, te distrae, te olvidas de todo, los problemas. Ahora estoy en un curso de corte y ensamblaje y me gusta. Me encanta la combinación de colores, cada día uno va aprendiendo muchas cosas.

¿Cómo le va? Vendo, luego me voy a la casa hacer mis trazos, entro al curso, ayudo a mi hija a hacer la tarea, vengo otra vez (a la feria).

Es la ventaja de ser independiente, ¿no? Sí, porque cuando estás en una empresa se complica cuando tienes hijos. Al ser independiente, puedes hacer muchas cosas, no quiero entrar a una porque si se enferma un bebé, llegas tarde, te descuentan y si pides permiso muchas veces, quedas mal.

¿Alguna vez tuvo la oportunidad de abrir un local? No, por ahora no. Más me dedico a capacitarme, además vivo alquilado, se me dificulta, quizá después.

¿Cuánto le afectó la pandemia? Sinceramente no me afectó mucho, porque me dedico al arte. Estuve tejiendo, pintando en tela, hice cojines, no me chocó nada. Económicamente sí, pero entrar en una desesperación, no. La pandemia me mantuvo en casa ocupada, no tenía ni tiempo. Lo malo, fue que a mi esposo le bajaron el sueldo.

Pero, ¿pudieron salir adelante? Sí. La feria fue una gran oportunidad, gracias a Dios tengo una entrada (en el lugar vende de jueves a domingos).

¿Qué se proyecta para el futuro? Ya se verá con el tiempo qué puedo hacer. Por ahora me gustaría que haya un mercado, un sitio donde trabajar. Estaríamos muy agradecidos si el alcalde nos da oportunidad, que nos empadrone.

¿Qué mensaje daría a las mujeres? Les diría que sean valientes, todo trabajo es honesto y debemos salir con la frente en alto.

DETALLE

Los ciudadanos interesados pueden encontrarla en la avenida 54 de jueves a domingos. Rosa pueden tejer prendas al gusto del cliente.