Artesanía de lujo

Don Florencio crea trabajos en cobre con motivos religiosos y costumbristas. Pese a su edad, viajó solo desde el Cusco para conseguir dinero, el gobierno no lo ayudó





El adulto mayor Florencio Pinto Ramos (91 años) ofrece artesanías metalúrgicas, que él mismo fabrica, en la esquina de las calles Corbacho y Siglo XX. El nonagenario, natural de la ciudad de Cusco, llegó a Arequipa el último domingo 5 de setiembre y tiene planeado quedarse hasta el fin de semana.

En su visita a Arequipa, ¿dónde se encuentra? Estoy en alojamiento, acá abajo. S/ 20 estoy pagando. Solo una semana.

¿Qué lo trajo a nuestra ciudad? Llegué para hacer negocios, somos artesanos de Cusco. Así que por eso he venido. Allá, poco negocio, no hay. Está como aguacero. Cae poquito negocio.

¿De dónde es usted? Soy del mismo Cusco. Nosotros somos artesanos. Lastimosamente, como no hay trabajo para mí y además mi cadera está rota, aproveché para vender estas cositas. 

¿Cómo es el proceso de fabricación de estas artesanías? Primero hay que hacer con ‘molque’ (colocar metal fundido en el molde). Porque no hay más. Las cosas no salen rápido. Pero el acero hace arder mucho el ojo, hay que cubrirse la vista. Porque sino, te malogra la vista y el olfato. Hay que tener mucho cuidado. Todo con paciencia, para sacar un buen trabajo.

¿Qué materiales utiliza? Cobre, que compramos en Lima y Arequipa. Es cobre todo, que luego vaciamos.

¿Cuánto tiempo le toma fabricar uno de estos trabajos? Bueno, al día sacamos cuatro. Todo el día hay que hacer. El acero hay que fundirlo y eso toma tiempo. Es que yo también estoy con la cadera rota. Antes trabajaba de albañil, ahora me dediqué a esto junto con mi señora que se encuentra vendiendo en Cusco. 

¿Qué edad tiene su esposa? Ella tiene 61 y se llama Alejandra. Nosotros somos ‘quechuistas’. 

¿Cómo aprendió a realizar estos trabajos? Fui a Lima donde me enseñaron hace 28 años. Ya soy viejo y no hay nadie quien me ayude. Hasta que Dios me recoja yo seguiré luchando y seguiré hacia adelante. La necesidad no me va a tumbar, porque mi pierna también está rota. Acá, en Arequipa, los municipales son malos. Me quieren quitar mis cosas. No hay apoyo. Las autoridades son gente mala. La otra vez me senté al frente y los municipales me dijeron que si no me movía me quitarían mis cosas.

¿Cómo pasó la pandemia? ¡Uy, la pandemia! Estuve picchando coca, tomando eucalipto y otras hierbas. Pero primordialmente coca y un poquito de anisado. 

¿Recibió alguna ayuda del gobierno? Nada joven, toda la familia sobrevivió así. Solo con las cosas que yo vendo. Por eso yo estoy luchando. Gracias al Señor me ha ido bien (muestra un crucifico en su pecho). Ahora todo está caro, la carne, los vegetales, todo.

¿Tiene hijos que lo apoyan? Tengo allá (en Cusco), pero ellos trabajan aparte. Aunque no nos apoyan porque son padres de familia, y por eso no pueden ayudarnos.

¿Hasta cuándo se va a quedar en Arequipa? Voy a estar todos los días hasta el fin de semana que ya me voy. Siempre me voy a ubicar en este sitio.

DETALLE

Las pocas ganancias que obtiene en su ciudad natal, obliga a don Florencio a visitar diferentes regiones del país para vender su artesanía.