El boxeador arequipeño Víctor “Chocolate” Torres hace 44 años le regaló a la Ciudad Blanca una de las hazañas deportivas más emotivas de su historia.
Hace 40 años, el sábado 29 de agosto de 1981, Víctor Hugo Torres Álvarez, se convirtió en el más grande boxeador que nació en Arequipa, al lograr su mayor hazaña que fue convertirse en el ganador del Campeonato Latinoamericano de Boxeo en la categoría de peso pluma, su rival fue el vigente campeón, Walter “Chalaco” Gonzales, tan transcendental fue ese evento que estuvo abarrotado el coliseo Arequipa de cientos de espectadores.
Víctor “Chocolate” Torres regaló a la Ciudad Blanca ese título internacional, después de obtener la medalla de oro en los VIII Juegos Bolivarianos desarrollados en la Paz, Bolivia en 1977.
El triunfante “Chocolate” Torres, tuvo ese seudónimo inspirado en el apelativo del boxeador cubano Eligio Sardiñas Montalvo.
LA HISTORIA DE SU HAZAÑA. Aquel 29 de agosto de 1981, minutos antes de la hora pactada, los contendientes subieron al entarimado y el público entusiasmado entonó a viva voz el himno de Arequipa.
El primer asalto fue parejo, Gonzales se mostró más agresivo, pero sin ninguna consecuencia negativa para Torres, quien hábilmente esquivó todos los golpes. En el segundo round se produjo la primera caída del “Chalaco”, provocada por un cruzado de derecha y remate en gancho de izquierda de parte de “Chocolate” Torres.
En el tercer y cuarto round el talentoso boxeador fue acumulando más puntaje a su favor, precisamente en el cuarto asalto un recto de izquierda dirigido al mentón del “Chalaco” volvió a mandarlo a la lona.
En el séptimo asalto el vigente campeón latinoamericano nuevamente se fue al piso al ser conectado por un feroz gancho de derecha al hígado.
“Chalaco” Gonzales ya no estaba en condiciones de continuar luchando, pero ni su entrenador ni el juez detenían la pelea, entonces ya casi sin fuerzas se valió de un recurso que no es válido, como son los cabezazos, a tal extremo que le produjo un corte de aproximadamente 3 centímetros en el parpado izquierdo del “Chocolate” Torres, el juez de la pelea, José Salardi, permitía estos actos que van contra el reglamento.
Cuando transcurrían dos minutos del décimo asalto, Torres conectó un recto de derecha que mandó a “Chalaco” por cuarta y definitiva vez a la lona, entonces recién su entrenador tiró la tolla. El público lleno de euforia invadió el ring para felicitar al nuevo campeón y alzarlo en hombros.
“Chalaco” permaneció inconsciente aproximadamente por 10 minutos, siendo atendido por el médico de la liga, Esquilo Peralta Vizcarra.
Ni las pobres e innobles artimañas de “Chalaco” ni la pasividad del juez, pudieron detener el ímpetu volcánico Víctor “Chocolate” Torres.
Una vez que “Chalaco” Gonzales, recuperó el conocimiento, el juez Salardi hizo entrega del cinturón de campeón latinoamericano al arequipeño, ante la algarabía y júbilo de los asistentes, una vez más Arequipa había alcanzado la gloria.
ENTRE LOS MEJORES DEL MUNDO. La obtención del título latinoamericano le permitió a “Chocolate” Torres ocupar el décimo lugar del ranking mundial de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), lo que le permitía luchar por el título mundial ante el entonces campeón, Eusebio “Alacrán” Pedroza, se dieron las conversaciones e incluso se vio con buenos ojos que el combate se desarrolle en Arequipa.
Lamentablemente surgieron problemas económicos, la suma de la logística ascendía a 300 mil dólares, numerosos empresarios hicieron denodados esfuerzos para llevar a cabo la pelea y el pueblo de Arequipa también se puso de pie realizando una recolección de dinero para ayudar a su campeón, sin embargo no se logró el tan anhelado objetivo.
Fueron 17 años de su vida que dedicó al boxeo, cuando su empresario ya no le podía conseguir buenos rivales y perdió toda opción de luchar por ser campeón mundial, vio por conveniente colgar los guantes.
El sentimiento por el boxeo, lo heredó su hijo Richard, quien de niño al igual que su padre soñaba con alcanzar el máximo galardón pero por diferentes circunstancias tuvo que retirarse tempranamente, sin embargo desde el año 2004 dirige con éxito “La escuela de campeones “Chocolate Torres”, en donde forma a nuevos valores del deporte de los puños.
Es tanto el amor que sienten por Arequipa, que padre e hijo tienen ahora un solo objetivo, regalarle un campeón mundial a esta ciudad.