Sangre deportiva

Mabel es hija del básquet y de una familia deportista, sus padres le inculcaron el amor por el deporte de la canasta y llegó a vestir la camiseta guinda y bicolor.  





Arequipa es cuna de grandes deportistas, desde el afamado ajedrecista Julio Ernesto Granda hasta los de más reciente data que se van abriendo un camino en la ciudad como Annia Becerra   con el tiro deportivo. La tierra del sillar cumple 481 años de fundación española y sigue cosechando a grandes deportistas que seguirán entregando laureles para la región y el país. Una de ellas es la basquetbolista Mabel Patricia Zúñiga Diez, una leyenda viva del baloncesto mistiano. 

¿Qué es el deporte para usted? Es todo, un complemento que viene conmigo. Si no lo hago o no lo practico y no lo enseño, no me siento bien, es como una droga para mí, sobre todo el básquet.

¿Cómo empezó con el básquet? Mis padres (Estenio Zúñiga del Carpio y Luisa Diez de Zúñiga) fueron basquetbolistas. Mi papá era el entrenador de mi mamá. Mi tía integró la selección nacional de básquet, básicamente vengo de una familia de deportistas. Como mi papá entrenaba a un equipo me llevaba a ver los entrenamientos. Aparte vivía en un barrio donde todo era básquet, el Barrio Obrero #2, cuna del básquet. Si jugaban ellos una hora, yo me quedaba dos. 

¿Cuándo se da cuenta que el básquet iba a formar parte de su vida? Desde pequeñita, se podría decir que desde la barriga de mi mamá. Nací basquetbolista (risas).

¿Cómo fueron sus inicios en el básquet? Yo me inicié en el equipo de Sparta, que entrenaba en el BO2 con el “Brujo” Chávez, mi papá era entrenador de las mayores y yo jugaba con ellas. Después a mi papá lo contrataron para que entrene al Unión Melgar y yo iba con él.

¿Tiene alguna anécdota? Recuerdo que una vez mi papá me hizo entrar a la cancha en reemplazo de una jugadora muy alta llamada Viviana. El público aplaudía, porque ella era inmensa y yo era muy delgadita, no daban nada por mí, creo. Entré a jugar, me hicieron falta y todos pensaron que yo no iba llegar a la canasta y encesté los dos tiros. Desde ahí empecé a entrenar y hasta que llegué a la selección de Arequipa y me entrenó el profesor Godofredo Palomino.

¿Cómo llega a la selección de Arequipa? Yo juego en la selección de Arequipa desde que tengo 11 años, mi convocatoria era periódica porque gracias a Dios y a mis padres era muy disciplinada. Mi entrenamiento era una hora y yo por querer ser la mejor me quedaba dos o tres horas más. Me quedaba lanzando, jugando, hasta que venía mi mamá y me correteaba para que regrese a la casa (risas).

¿Cómo llega a la selección peruana? La selección peruana llegó a hacer una exhibición, yo jugaba por Arequipa.  Estaba con el balón sin opción a botear, me marcaban Shila Alisson con Rosa Cleopana, eran inmensas, entonces le hice una guachita y seguí boteando, todo el público se quedó admirado por la reacción que tuve. Luego de eso me convocaron.

¿Jugó en familia? Sí, pude jugar en el Club Unión Melgar con mis dos hermanas y luego pude jugar con mi hija Marli en el Jesús María. Fueron momentos gratificantes y muy bonitos compartir con ellas una cancha, aunque igualito les llamaba la atención cuando se equivocaban. 

DETALLE

Mabel pudo vestir y cuidar a la Virgen de Chapi. Ella era Pdta. de la hermandad de la Divina Misericordia. Monjas mexicanas cuidaban la Virgen y ella trabajaba ahí.