Salud mental

y las olimpiadas




Fiorela Matos Angulo

redaccion@diario-viral.com

Todo comenzó en  el año 2016 con un escándalo en Estados Unidos, la denuncia por abusos sexuales cometidos por el médico del equipo norteamericano Larry Nassar contra más de 260 gimnastas que se atrevieron a enjuiciarlo, la condena fue más de 200 años de cárcel. 
En Tokyo 2020, la estadounidense Simone Biles revolucionó la gimnasia,  al ser considerada  un ícono contra los abusos y el racismo y es la única víctima de Nassar que sigue en actividad. Biles es la líder a quien muchas jóvenes miran, a quien admiran por su fortaleza física y psicológica.
La reina de los Juegos de Río 2016 (cuatro medallas de oro y una de bronce), que llegó a Tokio con la aspiración de seguir siendo la mejor gimnasta de la historia. Pero, la presión que existe en las olimpiadas es tan grande que ella decidió retirarse de las competencias grupal e individual. Declaró a la prensa: “No tengo ni una pizca de control sobre mi cuerpo. Esta desconexión entre cabeza y cuerpo es la peor sensación que he tenido en mi vida”. 
A nivel mundial su retiro causó sorpresa por su reacción al miedo a fallar y no estar a la altura, la búsqueda agotadora de tus límites o la inquietud ante las repercusiones personales y sociales no son nada nuevo.
Desde que se retiró de la final por equipos, Biles entró a un proceso de relajación, ella no dejó de acudir  al pabellón de gimnasia para animar a su compañera Suni Lee y entrena en un gimnasio privado de Tokio. Cuando su cerebro haga clic de nuevo y recupere sus habilidades aéreas y la confianza volverá a ser la campeona de siempre.
Aprovechar el altavoz que ofrece el deporte, normalicemos que la salud mental es lo más importante, aún en este siglo es difícil ocultar una depresión pero si es viable publicar que se padecen otras enfermedades. Cuando entendamos que la salud mental es vital, la sociedad podrá decir que realmente está pensando en atender integralmente la salud de su población y los deportistas no están ajenos a esto.