Mg. José Dadín Muñoz Delgado.
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Uno de los puntos fundamentales en la nueva agenda política es la recuperación económica. Después del control de la pandemia y la vacunación hasta alcanzar el 70% de la población, la preocupación fundamental es la consecución acertada de medidas económicas para salir de la recesión y reactivar la economía.
Aparentemente Pedro Francke sería hasta el momento el voceado ministro de Economía. De lo que se sabe, el incremento de la recaudación de impuestos para reducir el déficit público se daría por medio de mayores impuestos a la minería y una política muy firme contra la evasión.
El segundo siempre estará en la agenda de la Sunat. El primero de ellos sí resulta, desde el punto de vista de este servidor, contraproducente. Un lineamiento que postulan los partidarios de Perú Libre es la desaparición de los contratos ley. La renegociación de los impuestos que paga la minería y todas las actividades extractivas.
Cuando cualquiera de nosotros monta un negocio, lo primero que busca fijar son los costos fijos de nuestro proyecto, por ejemplo; el alquiler de un local, si hoy día nos dicen que el alquiler va a durar 20 años y en los primeros 5 años nos cambian la tarifa; veríamos constantemente amenazado nuestro proyecto pues cada 5 años podrían cambiarnos el alquiler, por ende, la proyección de nuestras utilidades y recuperación de la inversión se van a ver afectados. Esto les puede sonar muy justo a algunos, pero no es atractivo para los inversionistas. Esto atenta contra la estabilidad jurídica, contra las facilidades de hacer empresa y con esto espantamos la inversión extranjera directa que muchas veces genera empleo y dinamiza la economía. Miremos nuestro vecino país Bolivia. Renegociaron contratos; pero eso en el futuro lo que trajo fue la desinversión. Sí desde el año 2019, es decir antes de la pandemia, ya no hay nuevas inversiones; por el contrario, los capitales están migrando.
Renegociar hoy los contratos con las mineras y el gas de Camisea, puede hacernos un bien económico en el corto plazo, pero en el futuro un gran daño.
Dar otras prioridades como convocar a una nueva Asamblea Constituyente y cambiar la Constitución, solo reflejaría la ignorancia de la necesidad económica y nos alejaría más de las oportunidades de desarrollo.
El populismo, es el enemigo del desarrollo. El pueblo no es tan sabio para saber lo que es mejor.