Madre Luchadora



Edson Flores
redaccion@diario-viral.com

PERFIL. Lucrecia Mantufar Macedo es natural de Chivay y tiene 55 años, llegó a Arequipa hace más de 30 años para ganarse la vida. Ella es una artesana que fabricó diferentes adornos y artilugios para venderlos en festividades religiosas, inclusive fuera del Perú, pero debido a la pandemia, se tuvo que reinventar. Ella tiene dos hijos, ambos mayores. Actualmente se dedica a vender diferentes productos en la calle para sacar adelante a su familia.

Lucrecia fabrica pulseras, listones, vende monederos, colecciona monedas y últimamente decidió vender mascarillas y protectores faciales.

Atrás quedó la época donde confeccionaba listones, banderines o adornos reliogosos. Aunque casi siempre vendió en la calle, cada día se reinventa para darle batalla a la pandemia y apoyar a sus hijos en sus estudios.

La encontramos vendiendo monedas de colección, pulseras y rosarios frente a la iglesia de Santo Domingo. Con su carreta recorre las calurosas calles del Centro Histórico de Arequipa para conseguir el sustento de sus hijos.

¿Siempre vendió productos en la calle? No, cuando llegué a Arequipa y era soltera trabajé en casas. Pero hace 25 años me dedico a vender en las calles.

¿Cómo inició? Comencé a vender fruta, después poco a poco fui variando diferentes productos.

¿Cuántos hijos tiene? Tengo dos hijos, la primera es mayor, está casada. El segundo es estudiante y aún vive conmigo.

¿Cómo se llaman? La mayor es Rossy y el varón es Jonathan.

¿Cómo pasó el primer día de la madre en cuarentena? Fue triste, no podíamos reunirnos, solo me hice caldo blanco y por la complicada situación no se pudo hacer más.

¿Le dolió? Fue distinto porque no se realizó lo que antes se hacía. Apenas se pudo preparar un caldo blanco y agradecer que estábamos bien.

¿Cómo le celebran sus hijos? Me regalan prendas o una rosita, eso nunca falta, pero lo más importante es que ellos sigan tan unidos como siempre lo fueron.

¿Algún recuerdo con sus hijos? Tengo muchos recuerdos con mis hijos. Me hicieron renegar, pero también me dieron grandes alegrías.

¿La ocasión que más renegó? Cuando mi hijo estaba en cuarto de secundaria dejó de ir al colegio por ir al internet, me dolió mucho eso.

¿Cómo lo corrigió? Tuve que dejar de trabajar para dejarlo en el colegio y asegurarme que estudie.

¿Cómo lo tomó? Mi hijo se enojó mucho, lo habíamos descuidado. Pero felizmente encontró el camino poco a poco.

¿Cómo es ahora? Ahora estoy feliz de mi hijo, porque es estudiante y también trabaja para pagar su pensión de la universidad.

¿Cómo le afectó la pandemia? La pandemia nos chocó, pese a que mi esposo también trabaja. Como sea, debemos salir adelante para apoyar a nuestros hijos. Debemos salir adelante, no podemos rendirnos.

¿Cuántas horas trabaja? Estoy desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la noche.

¿En qué zona vive? Vivo en la asociación José Carlos Mariátegui en alto Cayma.

¿Desde ahí trae sus productos todos los días? No, guardo mis productos en un depósito que me facilitaron en el centro.

¿Cuándo es un bien día? Una ganancia buena es 50 soles al día, pero no siempre se da, un día pésimo es 20 soles. Por la pandemia los clientes bajaron mucho.

¿Qué otros trabajos tuvo? Viajaba a todos los santuarios y todo lo que vendía era artesanal. Vendía rosarios de todo tipo de material, pulseras, recuerdos y con eso trabajaba.

¿Todo era artesanía suya? Llevaba mercadería que yo mismo preparaba, era muy bonito trabajar de esa manera, porque sentías que tu arte tenía un valor pegado con lo religioso.

¿En festividades? Sí, fui a las festividades de la Virgen de Chapi, Señor de Colloriti, Virgen de Copacabana, La Tirana y la Virgen de las Peñas en Chile.

No continuó, ¿por la pandemia? Así es, ahora estamos en cero. Hace tres años dejamos mucha mercadería en Chile de la cual no sabemos qué sucederá. No sabemos si nos dejarán ingresar para retirar, o si se perderá definitivamente en el otro país.

¿Qué mensajes le deja ser madre? Madre es madre, somos guerreras y pese a lo que pase seguimos apoyándolos. No porque es pandemia vamos a dejar de apoyar a nuestros hijos.

Nos despedimos de doña Lucrecia mientras ella espera que los clientes se interesen en los productos que ella oferta. Siempre está en las calles Piérola y Santo Domingo. Apoyemos en su trabajo.