La luz de la razón

La luz de la razón

Dr. Jorge Alberto Calderón Roque
jcraqp@gmail.com

La luz en nuestro tiempo, es tomada como un espacio donde se desarrolla la vida, contrario a lo que es la oscuridad, como lugar que no puede verse, no puede mirarse, que evitan salga a la luz, eso que tiene afinidad con la cueva, con el desorden, con lo negativo, con la vida entre las sombras, con el ocultamiento de las fechorías y la corrupción. 

La vida nos da muchas enseñanzas; una de ellas, es que siempre tras la oscuridad nace la luz, la vida, la esperanza, la claridad, la comprensión, la sabiduría, la luz de la razón. Es esa luz, que nos permite tener una visión clara de la realidad, descubrir lo entuertos que hay detrás de cada campaña, los acuerdos que se hacen pero que no dejan pruebas, los contenidos y la dirección de los mensajes que se publican y que solo responden a intereses particulares, es el silencio, es no acordarse de los números de la corrupción, de las consecuencias de su  politiquería, del odio, del monopolio, la división y la perversión.  

Pero también es el control y la manipulación que ejercen grupos de poder utilizando todos los medios, para hacer que muchas personas presionadas por el temor, la intimidación y la amenaza, respondan en medio de la oscuridad.

Por naturaleza y capacidad, los seres humanos, estamos llamados a ser generadores de ciencia, a construir nuevos  conceptos y realidades, a actualizar y reintroducir las nuevas significaciones de la sociedad, pero de manera libre, sustentado en la verdad, la coherencia, la homogeneidad, la justicia y la paz.   

Este nuevo siglo, con todas sus pruebas y realidades, exige dejar atrás toda codicia y  ambición,  rechazar a los que quieren que el mundo se fosilice, que nada cambie, que la población no se eduque, que no exija sus derechos. En pleno siglo XXI  aun pretenden controlarlo todo, quieren que el Perú siga siendo su fuente de privilegios, de dominación y pretender seguir utilizando a gran número de peruanos como objetos para alimentar su riqueza sin ceder nada a cambio. 

Es necesario recordar, que el tiempo pasa y no se detiene, que la vida continúa, que corresponde a la población manifestar su capacidad de conocimiento para tomar decisiones. Tener voluntad moral de hacer lo correcto y habilidad moral de discernir qué es lo correcto como lo planteó Aristóteles.  Se trata de adentrarse en la profundidad de la sociedad, discernir, aprender para buscar la verdad.   

Es el tiempo de ver la luz. De traducir lo que revela Dios en el libro del génesis “Haya Luz” para conocer la bondad de su obra y que la luz llegue a la razón de cada ciudadano como símbolo de realidad.  Detrás de cada noche, siempre está la luz del día.