Un cambio de olor repentino en nuestro perro puede ser una buena razón para acudir al veterinario y descartar problemas graves.
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Nuestras mascotas tienen en ocasiones olores que generan diferentes reacciones entre las personas. A algunos les resulta muy desagradable, llegando a notarlo, incluso en la casa donde vive el animal, mientras que para otras personas es apenas imperceptible.
¿POR QUÉ LOS PERROS HUELEN? A pesar de nuestro mal olfato, en ocasiones las personas detectamos el olor que desprenden nuestros perros. La fuente más habitual de ese hedor proviene de su piel. En su capa más externa genera una capa de grasa que lo protege de los agentes externos. Cuando esta grasa se enrancia, por ejemplo al mojarse, el olor se hace más intenso. Es la razón por la que los días de lluvia o tras el baño los perros huelen de forma diferente.
¿Por qué mi perro huele mal?
También se da el hedor cuando existe alguna enfermedad de la piel. En esta ocasión el cuerpo del animal puede responder generando más cantidad de grasa lo que hace que el olor sea más fuerte. Para evitar estos cambios en el olor corporal es importante no abusar de los baños, utilizar un champú adecuado, enjuagar bien y secar para que el pelo y la piel estén en buen estado.
RAZAS CON MÁS OLOR
Otra razón del mal olor en algunas razas es su forma de respirar o de comer. Los animales chatos o aquellos que comen con mucha ansiedad suelen presentar un olor más intenso. Esto se debe a que tragan aire al comer, lo que provoca reflujo, gases en el estómago y flatulencias, que pueden generar molestias en sus propietarios.
La boca es otra fuente de olor, ya que en esta zona existe una flora bacteriana muy abundante. Las razas pequeñas y minis, con más tendencia a acumular sarro, suelen presentar peor aliento a partir de los 3-5 años. Por ello es imprescindible el cepillado diario con una pasta específica para perros para reducir su aparición y mejorar la convivencia.
Además, otras fuentes de mal olor son un llenado excesivo de las glándulas perianales, infecciones localizadas como dermatitis u otitis, cambios en el metabolismo debido a enfermedades como la diabetes o heridas que quedan ocultas entre el pelo.