Ollas de la esperanza: Gusto y Sabor

Madres de familia tienen la tarea de cocinar para sus familiares y vecinos en la asociación Utupara


Edson Flores
redaccion@diario-viral.com

Yura. Gusto y Sabor es una olla común ubicada en el sector de Utupara, aquí laboran varias madres de familia que luchan todos los días con los estragos que deja la pandemia. Sin embargo, el Covid-19 no es el único motivo para que ellas se unan y brinden un servicio a la sociedad, los factores climáticos también juegan en contra de estas aguerridas madres de familia.

Como mencionamos anteriormente en Viral, la asociación de vivienda Utupara queda en una arenosa y casi abandonada estepa en Yura, en el día, el calor es insoportable. Sin embargo, en la noche el contraste es abismal, el frío supera la sensación térmica que produce el calor, donde los rayos cálidos de sol no lograban entrar durante el día, la brisa y aire frío invaden durante la noche.

En Utupara las casas están construidas de bloquetas y calaminas, esta combinación de materiales no brinda una adecuada protección durante las noches, y como si fuera poco, las poco iluminadas calles crean una sensación de inseguridad en sus habitantes.

Durante las madrugadas las primeras brisas del día traen consigo un aire gélido que obliga a todos los vecinos de Utupara a salir con varias capas de ropa para evitar un resfrío, tan temido durante estos tiempos de pandemia. Bajo esas condiciones las madres de familia de la olla común Gusto y Sabor salen de sus casas con rumbo a los mercados para comprar los alimentos que cocinarán en el día.

Está demás decir que en una joven asociación como Utupara el transporte es escaso, aquí es un poco loco creer que algún bus del SIT llegaría. Ellas deben tomar las populares loncheritas, que son muy copiosas en las zonas más alejadas del Cono Norte. Para llegar a la plataforma comercial de Río Seco deben pagar 2 pasajes o si desean ir a otros mercados pagan 3 pasajes, solo ida. Con el retorno pueden gastar entre 6 a 8 soles diarios.

Transporte. En el trayecto hacia los centros de abastos, el sol sale y la abundante ropa con la que salieron para evitar el frío, ahora genera un insoportable calor. Entre el transporte y hacer las compras las madres de familia se demoran casi 4 a 5 horas. Cuando estan de vuelta en Utupara el sol irradía tan fuerte que cualquier persona desearía un merecido descanso, pero ellas no tienen en mente eso, primero es cocinar. La tarea de cocinar. Ellas cocinan en un cuarto acondicionado, aquí tienen los implementos básicos para cumplir su función. En la pequeña habitación la sensación de calor se incrementa: entre el fogón y el calor que genera el bajo techo hecho de calamina, estas madres están entre 3 y 4 horas más cocinando para luego repartir los alimentos del día. Sin duda una labor sacrificada.

El almuerzo que consiste en un segundo y refresco lo venden a un precio simbólico de 1.50 soles y con eso consiguen los fondos necesarios para poder comprar las verduras que tanta falta hace.

Después de repartir los almuerzos, las madres recién pueden descansar, ahora les toca soportar el frío y pensar en un nuevo día.