Madres cocinan para familias de escasos recursos en una complicada zona de Cerro Colorado.
A más de 1 hora del centro de Arequipa se encuentra la olla común Abad de Pierre. La casa que se usa para almacenar y preparar los alimentos están en la zona más alejada de su asociación, la cual tiene el mismo nombre de su olla común, esta a su vez se ubica en el límite de Cerro Colorado y Cayma.
La casa está construida humildemente. Tiene una puerta de metal y un patio en el que los vecinos esperan para recoger sus porciones. La habitación es pequeña y tiene un techo de calamina y saquillo que toca las cabezas de las cocineras, el espacio para cocinar es muy reducido.
Aquí trabajan varias madres, ellas se turnan cada semana para realizar diferentes tareas, unas se encargan de recolectar los alimentos. Esto puede ser una tarea complicada, porque se debe recorrer diferentes casas del vecindario. También hay madres que se quedan en el local cocinando, ellas durante horas pelan las papas y lavan los demás ingredientes para que puedan cocinar, aquí siempre hay algo que hacer.
Inicios. La olla común Abad de Pierre nació en marzo del 2020 durante la primera ola de la pandemia del Covid-19 y llegaron a atender a más de 150 personas al día.
Durante los primeros meses recibieron apoyo de Qaliwarma, el padre Julián y ONG’s, con este impulso iniciaron su labor de cocinar para la asociación.
En respeto a las medidas que implantó el gobierno, las madres de familia de Abad de Pierre no salen de su vecindario, ellas temen el contagio del temido Covid-19.
El sobrevivir a la primera, y ahora a la segunda ola de la pandemia es complicado en una zona donde no existe el servicio de agua potable para las casas, ellas cuentan con un reservorio para almacenar el líquido elemento que luego reparten en baldes a cada familia.
Para la olla común Abad de Pierre se reservan 10 baldes de agua, cuando cocinan caldos o guisos se usa casi la totalidad de agua que se almacena.
ACTUALIDAD. La olla común Abad de Pierre ofrece alimentos a más de 60 personas, los adultos pagan 2 soles por la porción de comida, sin embargo, los niños y ancianos no están obligados a realizar dicho pago.
También refieren las cocineras que así las personas no tengan para pagar la cuota diaria, no se puede negar la comida a nadie. “Muchas somos madres solteras, tenemos a nuesros hijos para mantener, y nos ponemos en los zapatos de las otras madres que no tienen trabajo y necesitan comer“, sostiene una de las cocineras.
Esta difícil la situación de varias madres asociadas a la olla común dificulta la recolección de fondos para comprar las verduras y carne para el día siguiente.
“Nosotros compramos los alimentos como las verduras, frutas y carne el mismo día, aquí hace mucho calor, no tenemos una refrigeradora para almacenar los productos“, comentó otra cocinera mientras servía los primeros platos que repartiría para sus vecinos llegaban de uno en uno para recoger su porción diaria.
Esta situación viven muchas personas en la periferia de la ciudad, aquí es muy complicado algún restaurante, aquí viven de la solidaridad y apoyo entre vecinos que son azotados por la misma crisis.