Vacunas, poder y corrupción

 Vacunas, poder y corrupción

Milagros Tairó Medina
milagrostairomedina@gmail.com

En este mundo de vivos, el vivo vive del sonso, el sonso de su trabajo y el diablo de sus maldades”. Esta frase resulta más que precisa para describir la repartija de la vacunas contra el COVID descubierta en nuestro país. Exautoridades, funcionarios e investigadores encabezados por Martín Vizcarra, Pilar Mazzetti, Elizabeth Astete y Germán Málaga nos hicieron “sonsos” a todos los peruanos al vacunarse de modo secreto e irregular; ellos, sus familiares y allegados. Lo hicieron el año pasado, mucho antes que este proceso se inicia formalmente en el país.

A esto hay que sumarle que entre los vacunados están quienes debían decidir el laboratorio al que el Perú iba a comprar las vacunas. La elegida fue la estatal china Sinopharm, la misma que entregó las dosis extras que fueron mal usadas. Un conflicto de intereses que tiene que ser investigado y aclarado. Hasta ahora hay 471 implicados, entre ellos, 122 servidores públicos.

El escándalo de las vacunas no es el único acto de corrupción producido en este difícil tiempo de pandemia. Entre marzo y agosto del año pasado, el Ministerio Público ha registraron 1 497 denuncias por la adquisición irregular de las canastas básicas familiares, productos de limpieza y equipos médicos. El perjuicio llegaría a S/. 44 000 millones, según se consigna el documento de política sobre Lucha contra la corrupción del proyecto Perú Debate 2021.

Lamentablemente, al vacunagate peruano se suma la vacunación VIP de Argentina o las vacunas de aire de Brasil. En el primero separaron 3 mil dosis para funcionarios y gente de estatus del país gaucho, que no quería esperar su turno y en el segundo, se engañaba a los adultos mayores haciendo el ademán de que eran vacunados cuando no lo hacían.

Los países desarrollados, por su parte, han hecho sentir su poder al adquirir más vacunas de las que necesitan, acaparando la oferta (pasó antes con las pruebas y otros insumos). Australia, Canadá y Japón han comprado más vacunas que toda Latinoamérica, cuando tienen menos del 1% de casos de coronavirus, según datos del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR). También se han opuesto a propuestas de facilidades comerciales para países en vías de desarrollo, apunta el internacionalista Farid Kahhat, en un reciente artículo.

Para muchos, me incluyo, esta pandemia y sus duros efectos debían significar también una oportunidad de mejora orientada hacia el bien común. Más de 2 millones fallecidos por COVID, casi 45 mil en Perú y no está pasando. Tristemente.