El mejor regalo

El mejor regalo

Dr. Jorge Alberto Calderón Roque
jcraqp@gmail.com

Aquella casita blanca ubicada en la zona alta de Cayma guardaba un gran dolor. El padre de ese hogar don Agustín (47), se contagió del COVID-19.  No sabe dónde fue; presume que ocurrió en uno de los tantos viajes que hizo a los mercados de la ciudad donde repartía mercadería. A pesar de las recomendaciones, varios comerciantes y compradores incumplen las medidas preventivas para evitar la propagación del coronavirus. 

A la fiebre, la tos seca, el cansancio y la confirmación del contagio, se sumó algo más grave; el abandono de la empresa donde laboraba de manera temporal.  

El drama se agudizó. La saturación de don Sebastián, comenzó a descender 93, 87, 80. Su esposa Carmen (45) y sus dos hijas Evelyn (20) y Diana (8) lo llevaron al hospital Honorio Delgado. Fue atendido en emergencia. Los médicos confirmaron que sus pulmones estaban muy dañados y necesitaba urgente una cama UCI. 

Mientras pasaban las horas se complicaba la salud de don Agustín. Madre e hijas con el apoyo de las asistentes, empezaron la lucha para ubicar una cama y salvar su vida. El interior del hospital por la pandemia, se traduce en vida o muerte; unos pacientes que se aferran a la vida y otros que pierden la “batalla” en medio del dolor de sus seres queridos. 

Don Agustín “tuvo suerte”; fue trasladado a una cama de cuidados intensivos la segunda semana de octubre. Recibió respiración asistida, su proceso era monitoreado por el personal especializado, pero, quedó aislado y sin contacto físico con la familia. Una enfermera se encargaba de informar por teléfono a sus seres queridos sobre su tratamiento. Así pasaron 8 semanas. Los días fueron eternos cada vez con más angustia y dolor, atentas al teléfono que era su único medio de información.

A pesar del sufrimiento, nunca perdieron la fe, decían que: “Don Agustín como hombre del campo, era fuerte e iba a superar el COVID-19”. Se acercaba la Navidad, no tenían ánimo para hacer nada. En sus oraciones pidieron por la salud de Don Sebastián y que estén juntos en Navidad. 

Aquel 13 de diciembre quedó marcado en la vida de esta familia. En medio de una tarde fría con amenaza de lluvia, doña Carmen Recibió la llamada: “Su esposo está recuperado, mañana le daremos de alta”. ..  Quedó perpleja, fría, sin respuesta por la emoción; de sus ojos brotaron lágrimas de felicidad.  Madre e hijas se abrazaron y agradecieron a Dios, a la vida por la feliz noticia. 

La tarde de 14 de diciembre el ulular de una ambulancia esta vez no anunciaba una desgracia, todo lo contrario, volvió a la vida un ser querido de Alto Cayma. Vecinos y amigos lo recibieron; a la distancia le gritaban ¡Bienvenido!, ¡Bien que te recuperaste!, ¡Sabíamos que ibas a volver! El abrazo de la familia fue interminable. En ese momento el amor fue más grande que toda medida de precaución.   

La Navidad del 2020, esa casita blanca se convirtió en una gran nube de colores y de sonidos. Cientos de foquitos iluminaban todo el ambiente; se respiraba, alegría, paz y felicidad. No importó los regalos materiales; el mejor regalo fue que el Papá volvió a casa luego de vencer al COVID-19. 

En Arequipa, el 30 de enero del 2021 en total 149,840 personas vencieron al coronavirus en los hospitales. 2600 personas fallecieron. Si todos cumplimos las medidas preventivas, las víctimas y las personas en riesgo, serían menos. (Nuestra agradecimiento a P. M. S.)