Ajíes Rojinegros

David Galindo no solo vende condimentos y preparados, también da consejos a sus clientes y es hincha de Melgar


Isabel Álvarez
redaccion@diario-viral

Tenía 4 o 5 años cuando su papá lo llevó al estadio a ver el partido, Melgar ganó 4-2 a la “U”, por eso lleva un mandil rojinegro. Con las enseñanza de su padre y los consejos de su madre, David Galindo se ha convertido en no solo un proveedor favorito de condimentos y preparados (para parrilladas, polladas, adobo, entre otros), sino que también da consejos a sus clientes.

¿Hace cuánto tiempo se dedica al comercio? Prácticamente he nacido en el mercado (San Camilo) porque mi mami vendía desde 1958, yo nací en 1962. Mi mami trabajaba acá hasta la 1 de la tarde y nos criaba a mi hermano mayor y a mí. Se prestaba costales de yute, los ponía en el suelo y nos dejaba encargados con una señota cuando iba a vender.

¿Qué vendía? Vendía verduras, zapallo por tajadas, empezó así su negocio. A medida que fuimos creciendo también vendíamos así, caminando, éramos ambulantes.

¿Cuánto tiempo la ayudó a su mami? Será hasta el 69 o 70, me acuerdo cuando era chiquito vendía limones, ajino moto, aceite en bolsa, con mi hermano, claro. Todo nos mandaba a vender mi mamá dentro del mercado. Pero también me iba a jugar a la plazoleta con rollos de película y chapas. Vivíamos alquilados. Después mi mami consiguió un lote, donde nos fuimos a vivir y ya nos dejaba en la casa, en 15 de Agosto, Paucarpata. Éramos varones, nos indicaba cómo se hacía un aderezo y aprendimos a cocinar. 

¿Ahí aprendió sobre los condimentos? Mi papá molía y mi mamá salía a vender. Ya comenzamos a vender ají, ella trabajó en una casa y aprendió a hacer ocopa y llatan. Una vez le pidieron, preparó un poco y les gustó, de poquitos empezó mi madre. Nosotros empezamos la escuela después.

¿Cuándo inicia con su propio negocio? Yo terminé el colegio en el 80, ingresé a la universidad en el 85. Estudiaba contabilidad y venía los sábados y domingos a ayudar, para entonces ya tenía un puesto, hasta que un día enfermó. El doctor me dijo: “Su mami está mal, ¿qué vas a hacer?”. Yo no sabía qué hacer. Pero el doctor me dijo que ella tenía que descansar y yo tiene que agarrar las riendas del negocio. Entonces comencé a vender todos los días. Fue difícil seguir en la universidad, llegaba cansado y me dormía en las clases. Pensé dejarlo por 2 años, hacer capital y regresar a estudiar, pero hasta ahora me quedé aquí.

¿Su mamá se recuperó? Sí, está viva, y siempre me decía que prepare bien las cosas. Si quieres tener el negocio toda la vida, prepara bien; si quieres ganar plata, malogra el negocio y échale bastante agua, usa condimentos de tercera calidad. Eso sí, ganas ahora, pero después no vas a tener nada.

Cuando se hizo cargo del negocio, ¿ya sabía todo lo necesario de los ajíes? Mi papi era el que molía, yo solo miraba, hasta que un día mi mamá me dijo que aprendiera. Sí sé le decía, pero sabía las cantidades. Entonces un día me senté, agarré un lapicero y un cuaderno y tomé apuntes. Mi mami no regresó a trabajar, yo seguí.

¿Usa batán para moler los ajíes? Al comienzo con batán, después compramos un molino, molinos corona, a pulso molíamos, pero nos demoraba mucho y la producción tenía que ser más. Entonces compramos licuadoras bornes antiguas y después una semiindustrial.

¿Cuántas variedades vende actualmente? De rocoto 4, tengo ají colorado, ají amarillo, ajo, ajo con comino, cilandro, albahaca con espinaca. Cuando los clientes vienen y agradecen por el producto porque les gustó. Me siendo feliz y me siento realizado. A veces por el sol o por algún producto que me tocó mal, se me pica, me da una desesperación porque pueden venir a reclamarme.

¿Y la pandemia afectó a su familia? No salí a trabajar, mi esposa es diabética y mi madre también, si salía de repente se contagiaban y qué hago yo con ellas enfermas. El 31 de setiembre me reactivé. Siempre con el barbijo y el distanciamiento.