Un pequeño bulto en su seno derecho, levantó sospechas. Raquel siempre recordará aquel día de junio del 2018, cuando luego de varias pruebas, en medio de una tarde fría, le confirmaron que tenía un tumor cancerígeno y que estaba en grado 2 de avance.
Intentó superar el problema sola; no
podía pensar en un tratamiento porque no tenía dinero. Su esposo estaba sin
trabajo, su madre una anciana que se quedó sin jubilación y su hijo acababa de
cumplir 3 añitos. Ella ganaba el sueldo mínimo, no tenía seguro y trabajaba más
de 10 horas diarias en un mercadillo de la ciudad de Arequipa.
El temor cambió su vida radicalmente.
Estaba nerviosa, se le caían las lágrimas, transpiraba y no podía conservar la
calma. El silencio duró pocas horas. Su madre María, no tardó en descubrir el
problema. Como toda mamá, ella siente, vive y sufre el dolor de sus hijos.
Lloraron juntas, prometieron estar
siempre unidas para salir de esta prueba. Se encomendaron a la Virgen de Chapi
y oraron para que todo salga bien.
Al día siguiente iniciaron el duro
camino de luchar contra el cáncer. Los análisis y las pruebas, fue el andar de
cada momento. Raquel dejó su trabajo. Se sintió desfallecer por la falta de
dinero, los efectos de la enfermedad, las medicinas, pero, la fortaleza de su
madre la encaminó nuevamente en la lucha.
En los médicos y las asistentes del
hospital del IREN, encontró la luz para enfrentar tantas batallas. Llegó la
operación, le extirparon el seno, pero, salió bien. Luego vinieron las
interminables quimioterapias, las medicinas, el tratamiento. Aparecieron complicaciones
y fue sometida a nuevas sesiones de quimioterapia. Hubo varios momentos que el
cuerpo no resistía, pero su fe fue grande. “¡Dios dame la oportunidad de vivir
para atender a mi hijo!...” clamaba.
A los tres meses de recuperación
llegó el Covid-19. Por los miles de infectados y muertos en Arequipa, se
restringió la atención para los pacientes de cáncer. Nuevamente le invadió el
temor pero, las palabras de los médicos: ”Hija, llegaste a tiempo al
tratamiento del cáncer, no te des por vencida” palpitaba en su mente y una vez
más sacó fuerzas para seguir luchando.
Después de dos meses retomó el
tratamiento, pero esta vez de manera virtual. Raquel sigue al pie de la letra
todas las indicaciones de los galenos, no quiere tener el mínimo riesgo. Cumplió
un año de su operación y siente que vida le dio una nueva oportunidad para
guiar los pasos de su pequeño hijo que ya cumplió 5 años y por quien ruega a
Dios ilumine a los galenos y les dé sabiduría para que curen a tantos pacientes
de cáncer.
Raquel volvió a la vida, siente que
le ganó una batalla al cáncer; invocó a la población se hagan las pruebas y de
comprobarse el mal, acudan al tratamiento lo más antes posible, porque el
cáncer se puede curar.